MEDUSA BOX

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Leemos a través de ese universo infinito que es la Red un nombre: Medusa Box. Bajo estas palabras, descubrimos a un grupo musical formado por unos jóvenes de la zona del Baix Empordá: Enric Mont, guitarra y voz; Jordi Bosch, al bajo; Nil Bribian, batería; Adriá Bravo, teclado y Emili Bosch, guitarra.

Insultantemente jóvenes, empiezan su carrera musical haciendo versiones de canciones rockeras hasta que sus propios temas se perfilan y se editan en formato digital. El hecho de que ganaran el Lolatownfest14 en Cádiz y una amplia lista de concursos, confirma que estamos ante un grupo compacto, profesional y, por encima de todo, deseoso de disfrutar del oficio de la música.

2013 es el año de Last Idiots Kids, un semi-LP al que homenajean cuando menos en la provocadora portada de su nuevo disco Pay for it, compuesto por doce temas cuyo eclecticismo nos remueve a través de su sonido garage rockpost punk revival. Presentan un sonido contundente y sólido, un guitarreo cristalino donde los riffs se unen con la batería siempre potente y colorista. El bajo, estratégicamente ligado, se balancea en continuo con la melodía, sin olvidar la voz, cuyos giros nos llegan unas veces susurrando y otras rozando el grito hasta llegar al dolor.

Temas como I Aroused easely o Empty Roads se presentan con ritmos bailables para romper sin previo aviso con Toad o Fake emotions, donde diferentes sonidos se mezclan de un modo aleatorio, a veces caótico, hasta evolucionar a un colorido más decadente y oscuro. Lo cierto es que escuchando a Medusa Box, se disparan como un resorte recuerdos musicales de bandas como los Arctic Monkeys, The Strokes, Bloc Party, Yeah Yeah Yeahs, The Killers, The White Stripes o los mismísimos Editors. Radicalmente opuesto es el tema Tavira Tower, donde la música del garaje de los ochenta se cuela entre sus acordes, sin poder obviar el que para nosotros es uno de los temas más bellos: Lemon Juice.

Como el sabor que dejan en el paladar las buenas recetas, el tiempo es la clave: tiempo para cocinar los ingredientes, tiempo para madurar, tiempo para reposar, para ligar las sensaciones y disfrutarlas. Ese mismo tiempo, el que el reloj no puede acelerar, es el que necesita su música, repleta de buenos ingredientes y de matices. Madurar para convertir una promesa de la música en una referencia del panorama actual es el siguiente paso que esperamos de estos chicos de La Bisbal.


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