CEPEDA
CEPEDA
Gira : “Principios”
La vida tiene sus caprichos. Sus giros de guión. Sus paradojas. Luis Cepeda creció en una casa sin tele, pero se ha dado a conocer entre el gran público después de concursar en OT 2017, el gran fenómeno catódico de la temporada. Ahora se dispone a publicar su primer álbum, un trabajo que levanta acta de su prometedor presente creativo y nos permite comprender mejor su evolución artística. Porque Luis Cepeda lleva toda la vida haciendo canciones. Y ha llegado el momento de escucharlas.
En el hogar orensano de los Cepeda no había televisión pero sí un interés genuino por la cultura. El padre de Luis, arquitecto de carrera y profesor de dibujo, construía guitarras por afición y tenía una relación estrecha y permanente con los músicos de la ciudad. Tocaba el clarinete y la guitarra, conocía en profundidad la obra de titanes de las seis cuerdas como Paco de Lucía y David Russell. La hermana de Luis también tocaba la guitarra. Y nuestro hombre, por entonces un niño, cantaba en el coro de la Iglesia de la Inmaculada durante la misa. No está claro que su vocación artística –de la religiosa, ni rastro– naciera sobre un altar, pero el pequeño Cepeda se sentía muy a gusto cantando. Abundaban los comentarios positivos y su pubescente autoestima se veía reforzada cada mañana de domingo.
Con el tiempo, comprendió que podía expresarse de una forma mucho más personal. Que había vida al margen del misal. Que podía indagar en sus sentimientos a través de las canciones. De sus canciones. Aprendió los rudimentos básicos de la guitarra de forma autodidacta, confiando en el oído y la intuición. Sin gurú ni método ni profesor. Componía de puertas para adentro, sin que las canciones llegaran a traspasar los muros de una habitación en la que sonaban grupos electrizantes como Rage Against the Machine, Billy Talent, o My Chemical Romance. Terminó el bachillerato. Aprobó los tres primeros cursos de Arquitectura en La Coruña. Obtuvo el grado de Diseño Industrial en Madrid. Nunca dejó de componer canciones. Nunca las mostró en público. Trabajaba como “carpetilla” para distintas ONG y conjugaba la faena con el estudio de un máster en diseño de automoción en Barcelona.
En 2016 recibió la propuesta de concursar en el programa La Voz. Y decidió coger el guante. Era la primera vez que cantaba frente al público. Frente a cualquier tipo de público. Perdió en las batallas. Meses después viajó a Bilbao para presentarse al casting de la renacida Operación Triunfo. Y pasó. En la Academia ha asimilado valores y técnicas, pero sobre todo ha aprendido a sacudirse el pánico escénico, a rebajar la presión y a disfrutar sobre las tablas. Ya no se obsesiona con una nota mal dada. Ya no padece. Ahora disfruta.
Empeñado en mejorar cada día, camino de cumplir 29 años, se ha propuesto aprender piano y solfeo. Quiere mejorar día a día, consagrarse al oficio que le hace sentirse bien, ampliar su visión artística y sus recursos expresivos todo lo que sea posible. Nunca tiró la toalla porque sabía que su momento podría llegar. No se equivocaba.
En el primer álbum de Luis Cepeda encontraremos mayoría de canciones recientes, elaboradas con la complicidad del productor y compositor David Santisteban, conocido por su trabajo junto a India Martínez, Antonio José o María Parrado, entre otros muchos. También se acude al rescate de tres composiciones antiguas que el cantante gallego guardaba en el cajón. Tres canciones que nos permiten conocer un poco mejor cómo era ese artista anónimo y tímido que escribía por puro placer, convencido de que la experiencia –el haber vivido en carne propia aquello que se canta– es imprescindible para transmitir con emoción y para investir de verdad la interpretación. Luis las recupera sin ánimo nostálgico. Simplemente quiere mostrar parte del camino que ha recorrido hasta llegar aquí. Y sigue aprendiendo a diario, descubriendo e interiorizando los trucos y resortes de una labor exigente, que requiere de la voluntad tanto como del talento.