ROZALÉN + ANDRÉS SUÁREZ
ROZALÉN
Rozalén es sinónimo de frescura y talento. Los videos acústicos de esta cantautora manchega, en los que destaca su voz y letras cargadas de mensaje, están revolucionando internet y redes sociales con más de 700.000 visitas en Youtube. En cada concierto cargado de energía positiva, la artista consigue conectar con su público y transmitirle de una manera especial toda su obra creativa.
ANDRÉS SUÁREZ
La historia de Andrés Suárez es un ejemplo de hasta dónde puede llevar la combinación de constancia y talento. Le puede llevar, por ejemplo, de los pasillos del Metro al Wizink Center de Madrid, dos referencias que marcan el punto de partida y de llegada de un cantautor que llegó a la capital como un músico callejero y que hoy es uno de los artistas más queridos por el público, que agota las localidades de sus conciertos ya sea en un teatro o en el antiguo Palacio de los Deportes de la capital, según opte por su lado íntimo o por su vertiente de gran banda de rock.
Aquella primera vez que Andrés tocó su guitarra en el Metro, hace ya una década, la recaudación no le alcanzó para sufragar el billete. Pero este gallego de Ferrol no es de los que se arrugan fácilmente, y de la calle pasó a las terrazas de La Latina, de ahí a bares con encanto como el mítico Libertad 8 y, en un abrir y cerrar de ojos, ya estaba llenando a reventar el Palacio Vistalegre en un concierto histórico.
Sus dos álbumes más recientes, los que publicó desde su incorporación a Sony Music hace tres años, son un compendio de su evolución personal. Lo último que puso en la calle, Desde una ventana, publicado en 2017, fue la confirmación definitiva, si es que con su anterior Mi pequeña historia hubiera quedado alguna duda. Pero del aire algo introvertido de ese álbum de 2015 evolucionó hacia una experiencia más luminosa, como si quisiera plasmar su evolución personal.
Para grabarlo, Andrés se fue con los músicos de su gira, el bandón, a los estudios Music Lan de Girona, a 15 kilómetros de Francia. Tocando todos a la vez, como en los directos, hicieron las tomas que se convirtieron en las 14 canciones más un bonus-track de Desde una ventana, un título que habla de su indiscutible apertura al mundo. “Es una ventana abierta al mar, a la playa, a la luz, desde la mirada de una persona que atraviesa un momento sentimentalmente agradable, un momento de felicidad”, razona Andrés.
Es también un álbum cocinado a fuego lento, en el que además de rock se puede encontrar folk e incluso fado. La producción corrió a cargo del argentino Adrián Schinoff, con Andrés Litwin y Suárez como coproductores y con las mezclas de Bori Alarcón. Entre todos ellos dieron forma a esta especie de rompecabezas de piezas dispares que, ensamblado, refleja mejor que ningún otro trabajo la personalidad del artista gallego.
Lo último de Andrés Suárez se convirtió así en otro paso más en una historia de superación y conquista, una historia en la que paso a paso, peldaño a peldaño, el cantautor ferrolano ha sabido crear una comunidad sólida y fiel de seguidores, una colonia militante como pocas, formada por fans que sienten a Andrés como algo propio.
Le pasa desde que se enganchó a la guitarra en los bares de Ferrol, para iniciar una trayectoria que le llevó a Santiago y de allí a Madrid. Así fueron cayendo De ida, Maneras de romper una ola (2008), Piedras y charcos (EP, 2010), Cuando vuelva la marea (2011) y Mi pequeña historia (2015), su auténtico salto desde el Metro a los grandes escenarios.
Así se ha ido consolidando el estilo de un artista que no reniega del concepto de cantautor, pero sí de lo que de aburrido y caduco tenga para una parte del público. Es cantautor, pero también transgresor, con Robe Iniesta de Extremoduro o Iván Ferreiro en su pequeño altar personal. No en vano, se declara producto de la música que escuchaba de niño en las casetes del coche de su padre. Es una lista larga y variada: de Juan Luis Guerra a Rosendo, de José Afonso a Franco Battiato, de Sabina a Milladoiro. Extraña mezcla, que le identifica con un amplísimo concepto personal de la canción de autor que también pasa por Serrat, Antonio Vega, Enrique Urquijo o Javier Ruibal. O por Damien Rice y Glen Hansard, dos de sus grandes iconos internacionales.
La protohistoria de Andrés Suárez tiene las dosis de romanticismo que requiere cualquier artista que vaya por el mundo narrando sus vivencias. De muy crío iba por los bares de Ferrol con más de un grupo. Dio el salto a Santiago, una ciudad a la que llegan gallegos de las cuatro provincias con algo que contar y donde amplió el círculo de escenarios en los que seguir rodándose. Allí fue donde empezó a crear composiciones que alternaba con los clásicos del coche familiar. Grabó su primer disco, De ida, que le permitió salir de gira, pero cinco años después de su llegada a la capital gallega, a razón de cuatro conciertos semanales, consideró que había llegado la hora de Madrid.
Los resultados de todo lo que le ocurrió después están a la vista. El arranque de este 2018 lo marcan las cuatro presentaciones que ha tenido que ofrecer en Madrid de Desde una ventana, un lleno detrás de otro en teatros que abarrota como lo hizo en el Wizink Center. En momentos así, Andrés no puede evitar que le venga a la memoria la primera vez que tocó la guitarra en el Metro. Mente en ebullición, repleto de pasión interior, amante de la vida y preocupado por sus fans y por darles lo mejor de sí mismo en cada momento; así es Andrés Suárez, un artista apasionado.